Historia

Desde 1999 cuando I Latina abrió sus puertas, los platillos, los comensales, la decoración y la creatividad han formado parte de una aventura, que surgió de las ganas de proponer algo diferente en Guadalajara. En aquel entonces era inusual que los dueños de un restaurante trabajaran en la cocina, que existiera una pizarra de especiales con opciones creativas o que un lugar preparara cocteles como ésos. I Latina fue uno de los primeros lugares en Guadalajara que se animó a recibir a amigos y comensales como en casa y así contribuir desde la creatividad a la cultura gastronómica en la ciudad. Además de los platillos, uno de los puntos de partida fue la idea de reciclar y reutilizar cosas olvidadas, incluido el espacio del lugar, que antes había sido una bodega. Un restaurante discreto, sin publicidad, pero del que poco a poco se escucharon más comentarios. No era común. Las recomendaciones de boca en boca hicieron lo suyo y pronto el lugar se llenó de gente interesante, dispuesta a descubrir una nueva forma de compartir la mesa. Actualmente, los dueños siguen inyectándole creatividad a la cocina. Los especiales, únicos por sus ingredientes de temporada y su preparación, a veces se han quedado en la carta, a petición de los comensales. Los cocteles, la nutrida oferta de vinos, la decoración y la atención cálida del personal, complementan la experiencia.